La floración del ciruelo, junto con los tres amigos del invierno, ocurre a finales del invierno, cuando ya observamos las primeras señales del fin de esta estación y el comienzo del nuevo ciclo primaveral (Año Nuevo). Los ciruelos en flor se asocian al Año Nuevo y simbolizan valentía, nobleza y la fuerza necesaria para florecer incluso en el invierno. Su robustez y elegancia, mezcladas con el paisaje a veces nevado durante el viaje, crean una belleza estremecedora.
Debido a estos simbolismos, la flor del ciruelo se utilizó como cresta de familias samurais. Visitamos dos castillos (Matsumoto, Nijo) donde podemos asociar a los samurais con el ciruelo, así como con sus otros dos amigos de invierno, el pino y el bambú.
Durante los festivales tradicionales a los que asistimos, los antiguos jardines que visitamos y también durante los paisajes entre pueblos que recorremos, las variaciones de colores y el perfume de la flor nos acompañan. También disfrutamos de las decoraciones durante toda la ruta para el Día de las Niñas Hanamatsuri (3 de marzo).