Dividida por una frontera en constante riesgo de conflicto, la península de Corea ofrece al viajero una inmensa variedad de experiencias, hermosos paisajes y 5000 años de cultura e historia.
Los modales exquisitos desempeñan un papel crucial en el trato de los coreanos con los forasteros. La amabilidad se prodiga en el país, ya sea en una oficina de turismo, al preguntar una dirección o conversando con cualquiera. Los principios confucianos han forjado un acendrado civismo en una sociedad que quizá sea introspectiva, pero también decorosa y optimista. Aunque se recorran paisajes maravillosos o se oteen mares deslumbrantes, la mitad de las experiencias del viaje tendrán que ver con la gente.
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